"Cuando me preguntan por mi experiencia en la Peregrinación a Fátima se me vienen a la mente dos preguntas, ¿Qué es peregrinar a Fátima? y ¿qué fue para mí interiormente la peregrinación a Fátima? Basándome en estas dos preguntas les cuento lo que viví.
Para empezar debo recalcar que hay experiencias que no se pueden contar, Fátima es una de ellas! La paz y la alegría que se respira allí no se pueden explicar. El primer día fue la caminata, (aproximadamente 25km) durante ese camino tuvimos un descanso donde nos dieron una breve catequesis y un testimonio de un chico que cambió totalmente de vida al acercarse a Dios, dejando las drogas y el alcohol de lado, él asegura ahora ser mucho más feliz. Durante todo el camino los sacerdotes caminaban del lado izquierdo, el resto a la derecha, excepto aquellos que querían confesarse que pasaban al lado izquierdo, también tuvimos un rato de silencio mientras andábamos hasta por fin llegar a Fátima. Había familias marcándonos el camino por el que debíamos pasar los peregrinos para llegar hasta María, fue algo espectacular ese momento de llegada, la felicidad de cumplir el objetivo marcado y la emoción de pensar: Madre, ¡llegué! ¿Qué tienes preparado para mí?
Con el transcurso de los días, fuimos visitando los lugares donde se apareció la Virgen, teníamos que respetar los grupos de personas con los que nos tocaba, aunque igual podías mezclarte en ciertas ocasiones, sin embargo la gente allí es tan agradable que no te hace falta, te sientes en profunda confianza con una persona que conoces de un día y sin darte cuenta estás contando a todo el grupo lo más profundo y secreto de tu vida, esta es parte de la magia de María. Solíamos hacer actividades recreativas al final de la jornada, bailes y cosas así, una competencia entre sacerdotes, hombres, mujeres y orden y responsables (ellos juntos porque eran pocos). Las catequesis debo admitir que no fueron aburridas aunque esto nadie lo creerá, las supieron llevar de una manera agradable y juvenil por lo que el mensaje llegaba y uno no se dormía, además de esto poco mas, no podría contar todo! El viacrucis, la vigilia, no se pueden explicar, vívanlo y me entenderán.
Peregrinar a Fátima es más que un encuentro de jóvenes de toda España, donde nos reunimos unos 600 jóvenes con algo en común: queremos creer o creemos en Cristo. Es también mucho más que caminar hacia un pueblo, es andar hacia la Madre de Dios, es pasar momentos de sed y tener un extraño al lado q no duda en compartir la poca agua que tiene contigo, es dormir poco y levantarte alegre, es comer bocadillos y tener más energía que cuando comemos como mandan los médicos... y esto es porque en Fátima se manifestó nuestra Madre, la Madre de Cristo. Estar allí, convencido de ir a compartir con ella, convencido de conocerla, te da más de lo que imaginas.
Si vas con intenciones de vivirlo realmente, sales totalmente cambiado; si vas con dolores internos, sales sanado! No le digo a un ciego que vaya porque recuperará la vista, le digo a uno que ve, que vaya para que aprenda a ver.
Si vas con intenciones de vivirlo realmente, sales totalmente cambiado; si vas con dolores internos, sales sanado! No le digo a un ciego que vaya porque recuperará la vista, le digo a uno que ve, que vaya para que aprenda a ver.
Fui a Fátima porque tengo la certeza de que, mientras más experiencias de vida pueda tener, más y de mejor manera voy a crecer, tanto en lo religioso como en lo humano; fui también porque, aunque soy creyente, siempre he tenido a la Virgen María de lado, y quería ver, quería entender por qué es tan importante para los católicos. ¿Mi mayor regalo? ¡Entenderlo! Regresé mucho más devoto que antes, espero poder seguir regresando año tras año. Un consejo: No dejes de ir, espero el próximo año poder volver, y al que nunca ha ido, sea creyente o no, le recomiendo que vaya, que no tenga miedo de dejarse sorprender por algo más allá de su imaginación".
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