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CATHOLIC ON PROJECT
A contracorriente
05 MAY 2012 | PABLO HERNÁNDEZ BREIJO
Un grupo de jóvenes quiere llevar el
mensaje de Jesucristo a lugares donde la sociedad no habla de Él. Medios de
comunicación, arte, música, redes sociales o camisetas con mensajes cristianos.
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En
centenares de ocasiones se escucha eso de “Yo creo en Dios pero no creo en la Iglesia”. Una frase fácil que acomoda la
conciencia de quien se dice católico, pero quiere vivir la fe a su manera.
También existen los católicos que van el domingo a misa porque
lo consideran un acto social. Llegan, se sientan en el banco como si estuviesen en
la sala de estar de su casa, saludan a unos y a otros, escuchan lo que dice el
cura, cantan las canciones que entona el coro y, antes del “podéis
ir en paz”, ya están de camino hacia el bar de enfrente.
Pese a estas
tibiezas dentro de la Iglesia, existen personas que son
católicas al cien por cien, sin medias tintas. Y no se trata de izar la bandera de aquella reserva
espiritual de Occidente de la que se hablaba en los años cuarenta del pasado
siglo, sino de vivir de forma normal aquello que se ama.
Hace unos
días, en la audiencia general que cada miércoles celebra en el Vaticano, Benedicto
XVI volvió a hablar sobre la importancia de la oración en la vida del cristiano. Dijo que “la actividad pastoral en
la Iglesia comienza y termina siempre con la plegaria. Sin ello, se corre el
riesgo de olvidar el alma profunda de nuestras ocupaciones para convertirlas en
mero activismo”.
Catholic on Project
Hace días se
presentó Catholic on Project. Una iniciativa que a simple vista parecería una
campaña de marketing o, como dice el Papa, un mero activismo. Lo
que tiene de diferente es que el centro, principio y fin de este proyecto es la
oración ante el Santísimo. Es una idea que nace en laparroquia
Santos Juan y Pablo de San Fernando de Henares (Madrid). Aquí no hay activismo que valga,
su objetivo es “hacer llegar el mensaje cristiano a la sociedad. El mundo de
hoy está vacío de Dios porque los hombres han decidido echarle de sus vidas”,
explica Ignacio Antón, un joven abogado que quiere devolver a Dios al lugar que
se merece.
Junto a
Ignacio hay una decena de jóvenes que entre apuntes universitarios y jornadas
laborales sacan tiempo para evangelizar. Entre ellos está Lourdes, quien, junto
a los demás miembros de Catholic on Project, fue
voluntaria durante la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid. Allí “comenzó a nacer en mí una
gran inquietud. El deseo de anunciar el Evangelio, pero de un modo distinto,
revolucionario, novedoso y sorprendente”, explica Lourdes. Evangelizar nunca ha
sido una tarea fácil, pero un cristiano no tiene excusa. Cuando Jesucristo
instituyó la Iglesia, solamente contaba con once personas. Les dijo “id al
mundo entero y proclamad el Evangelio”.
Nada de ‘frikis’
Catholic on
Project ya ha comenzado a trabajar. Han realizado una
primera tirada de camisetas con mensajes católicos porque “es como llevar un
cartel de propaganda, es mostrar al mundo esa Palabra que se niega a escuchar”, afirma Ignacio. Todo el diseño de
las camisetas lo hacen ellos. En concreto, Natalia Galán, una licenciada en
Físicas que no ve que haya conflicto alguno entre ciencia y fe, y que explica
que “nos vestimos con una ropa, escuchamos música, leemos el periódico,
escuchamos la radio, nos formamos, vemos la televisión… ¿y si todo ello
estuviese impregnado de Dios?”.
Un día, Sara
Fernández fue a la universidad con una camiseta que decía “¿Y si pone la mirada
en ti?”. Al ver la camiseta, “un chico me preguntó que quién tenía que poner la
mirada en él. La respuesta fue ‘Dios’. Con este medio tan simple conseguí
empezar a hablar de Cristo”.
Además del
diseño de las camisetas que se pueden comprar a través de la web www.catholiconproject.com, también hay espacio para la
música. Tienen la idea de promocionar y apoyar a grupos católicos. De este
aspecto se encarga Daniel Gómez, un joven ingeniero de telecomunicaciones que desde
hace años quería formar parte de un proyecto como este. Explica que “necesitamos
llevar esa alegría que solo da Dios a todos aquellos que no la tienen porque no
le conocen”. Y es que la música es uno de los mejores medios para llevar el
mensaje del Evangelio.
La sociedad
ha puesto a los católicos una serie de etiquetas negativas y estereotipos muy
arraigados. Estos jóvenes quieren que los demás “vean que ser católico no es
ser un friki. No todo el mundo ha tenido la gracia de encontrarse con Cristo y
nosotros debemos ser católicos activos. Hay que poner de moda la marca de
Cristo”, afirma María Fra, una estudiante de Matemáticas que, entre las
ecuaciones, teoremas y raíces cuadradas de sus apuntes, saca tiempo para
dedicarse a este proyecto de evangelización.
Este grupo
de jóvenes pertenece a la diócesis de Alcalá de Henares. Apoyaron a su obispo,
Juan Antonio Reig Pla, cuando fue atacado en la prensa y en internet hace unas
semanas. Van a contracorriente, no se dejan llevar por lo que puedan opinar los
demás. Y es que ¿de qué les sirve ganar el mundo entero si pierden su alma?
Estación Juan Pablo II
Hace unos años,
estos mismos jóvenes quisieron llamar “Juan Pablo II” a la parada de
metro más cercana a su parroquia, en San Fernando de Henares. Para ello recogieron
miles de firmas y tuvieron una importante repercusión mediática. Al final, por
presiones políticas, no consiguieron su objetivo. Pero “aunque finalmente no
llevase ese nombre, aprendí que merece la pena luchar por tu fe. Es asombroso
ver cómo eres rechazado en la sociedad por el hecho de querer poner el nombre
de un papa a un lugar público”, explica Ignacio Antón.